El Gobernador del Estado, Andrew Cuomo, enfatizó que todos los servicios médicos estaban
coordinados para hacer frente a esta situación. Cuomo recordó que el ébola solo se transmite cuando el enfermo presenta los síntomas. “Creemos que el doctor Spencer ha estado con muy poca gente”, señaló.
El médico fue aislado este jueves por la tarde tras presentar fiebre y dolores abdominales. El hecho de que hubiese vuelto de África Occidental el pasado día 17 disparó todas las alarmas y puso en marcha
los protocolos de prevención. Tras las primeras pruebas positivas, el Centro para la Prevención de Enfermedades (CDC, por su siglas en inglés) tiene previsto hacer los exámenes pertinentes para confirmar el contagio. Spencer regresó a través del aeropuerto Kennedy de Nueva York, uno de los cinco de todo el país con un dispositivo de control contra el ébola. Allí superó sin problemas las pruebas de temperatura a que fue sometido.
Según las primeras informaciones, Spencer viajó el miércoles en metro desde Manhattan hasta Brooklyn, donde estuvo en una bolera. Por la noche regresó a su casa en taxi. Las autoridades sanitarias y de la policía precintaron la casa en Harlem del médico infectado y distribuyeron folletos informativos sobre la enfermedad. La novia del médico y dos amigos también fueron aislados. De momento, no presentan síntomas de la enfermedad. Al cierre de esta edición se desconocía si alguna otra persona había sido puesta en cuarentena. La bolera permanecía cerrada este jueves.
"En el momento en que se movió por el Metro no había desarrollado la enfermedad. Creemos que las posibilidades de que ahí se produjera un contagio son casi nulas", opinó la doctora Mary Travis Bassett,jefa del Departamento de Salud de Nueva York. El alcalde, Bill de Blasio, explicó en rueda de prensa, antes de que se confirmara el contagio, que el médico había estado dando detalles de sus actividades recientes para calibrar cuántas personas habían podido estar expuestas al virus. “Creemos que muy poca gente ha estado en contacto directo con él”, explicó De Blasio.
El doctor Spencer estuvo
trabajando con Médicos sin Fronteras en Guinea con enfermos de ébola. Volvió a Nueva York el pasado 17 de octubre. Según explicó a las autoridades, estuvo pendiente de sus síntomas desde que volvió por mera precaución, no porque pensara que podía estar infectado. En su portal en Facebook, el joven doctor aparece llevando puesta la indumentaria de protección necesaria para tratar a pacientes de ébola. La foto fue tomada el pasado 18 de septiembre.
El doctor infectado es miembro del departamento de emergencias internacionales del NewYork-Presbyterian Hospital / Columbia University Medical Center. También es instructor de medicina clínica en la Universidad de Columbia.
“Es un médico comprometido y responsable que siempre pone a sus pacientes por delante”, dijo el centro de Columbia en una nota. “Desde que volvió no ha estado en el hospital ni ha tratado a ningún paciente”, añadió la nota.
Las autoridades de Estados Unidos están en máxima alerta por el ébola desde que fue diagnosticado en Dallas un ciudadano liberiano, Thomas Eric Duncan, que falleció posteriormente. Desde entonces, dos enfermeras del hospital que atendió a Duncan resultaron infectadas, aunque ambas están ahora fuera de peligro. El caso de Duncan motivó que decenas de personas que estuvieron en contacto con él o con las enfermeras fueran puestas en cuarentena. Casi todas ellas están ya fuera de peligro.
En Nueva York, una ciudad vulnerable por ser la puerta de entrada de la mayoría de los pasajeros procedentes de África Occidental, las autoridades han diseñado estrictas medidas de seguridad entre el personal sanitario. Asimismo, han tratado de calmar la ansiedad de la población con campañas informativas. Las autoridades insistieron en que el riesgo para la población era mínimo.
El Estado de Nueva York es uno de los seis que mantendrán estrictos controles de los pasajeros que lleguen de los países afectados por ébola en África Occidental. Los otros son Pensilvania, Maryland, Virginia, Nueva Jersey y Georgia. Los controles de la temperatura y otros síntomas de los viajeros se realizarán a diario durante tres semanas.
Fuente: El País / Vicente Jiménez y Sandro Pozzi